Últimas reseñas Cenizas Once veces nosotros Felix para siempre No fue un suicidio No nos criaron para ser cobardes Ylandra. Tiempo de revolución El secreto de Pandora Esa chica me vuelve loca Si la marea susurra tu nombre

lunes, 26 de marzo de 2012

Tenemos que olvidar...

- ¿Has venido a disculparte?
-Vale...la cague con esa tía pero tú no puedes picarte porque me preocupe por ti,
- Da igual culebra déjalo...
- No espera; yo no me puedo quedar de brazos cruzados cuando creo que alguien te esta jodiendo, no lo puedo soportar que alguien te haga daño...
- Culebra no me hagas esto por favor...
- ¿Que no te haga el qué? ¿Qué estoy haciendo Sandra?
- Quererme, eso es lo que estas haciendo...Y no puedes estar protegiéndome eternamente ni cuidándome, ni estando ahí cuando tengo un problema...
- ¿Por qué? ¿Por qué no?
- Porque si sé que estas ahí, si sé que haga lo que haga puedo contar contigo y refugiarme, entonces jamás podre olvidarme de ti.
- ¿Eso es lo que quieres? ¿Olvidarte de mí?
- Tenemos que dar un paso hacia adelante, sabemos que eres a la única persona que no puedo tocar y es una mierda y es injusto, pero es lo que hay. Y tu mismo lo has dicho, nacimos así y así vamos a morir, tenemos que olvidarnos el uno del otro…
- Pues yo no se si voy a poder Sandra…
- Es la única oportunidad que tenemos de ser felices…

Sandra y Culebra
Los Protegidos, 3ª Temporada, Episodio 3: La hora de las Hadas

jueves, 1 de marzo de 2012

Puro sentimiendo desnudo...

Hay muchas formas de quererse, ¿sabes? Pero la suya era... total. Un amor puro, increíble, alucinante. Un amor especial como hay pocos. Y ellos lo sabían.
Todos los enamorados del mundo creen que su amor es único y distinto, pero el de ellos si lo era. Estaban hechos el uno para el otro, se tenían y deseaban fundirse en uno solo, cuando estaban juntos el tiempo se aceleraba, y cuando estaban separados se hacía eterno. Cada beso, cada caricia, era un puro sentimiento desnudo. Podían pasarse horas mirándose a los ojos y nada más, pero cuando se acariciaban, se besaban... entonces... no hay palabras para describir esa emoción.


El diario de Noa