Estamos en 2003, meses después de que Estados Unidos le declare oficialmente la guerra a Irak y de que el panorama político del país haya cambiado.
Shadi mantiene la cabeza gacha con el hiyab puesto. Está demasiado ocupada ahogándose en sus propios problemas como para lidiar con los fanáticos.
Su nombre significa «alegría», pero a ella la persigue la tristeza. Su hermano ha muerto, su padre se está muriendo, su madre se desmorona y su mejor amiga ha desaparecido misteriosamente de su vida. Y luego, por supuesto, está el asunto de su corazón…
Está roto.
Shadi intenta sobrevivir a su mundo en ruinas con actitud firme, sin decir nada. Devora su propio dolor, se retira cada día un poco más a su interior hasta que, finalmente, un día, todo cambia.
Explota.
Una inmensa alegría es una inspiradora historia sobre cómo enamorarse y encontrar esperanza… en mitad de una guerra moderna.
Mis manos estaban atrapadas entre nosotros, su fina camiseta no conseguía ocultar su cuerpo del mío. Él era calor, solidez y fuerza y me sostenía entre sus brazos como si me necesitara ahí, como si pudiera pasarse la eternidad abrazándome si así lo necesitaba.
Cuando acabé el libro, en seguida lo puntué con el 4/5 porque, realmente, me ha gustado mucho. Pero ahora, unos días después y, pensándolo mejor, me he dado cuenta de que son varias las cosas que no me han convencido el todo y no es justo que tenga la misma nota que otros libros que me han gustado más. Así que la he bajado un poco, hasta el 3'5, pero aun así insisto en que lo he disfrutado bastante. En este libro nos encontramos con Shadi, una chica musulmana que no lo está pasando nada bien últimamente. Es verdad que nos indica que el libro se ambienta en 2002-2003, poco después de los atentados del 11S, cuando todo el mundo tenía en el punto de mira a los musulmanes, y más en EE.UU, Entiendo cuando habla de las detenciones y la vigilancia, pero en lo que respecta a ella y sus sentimientos, a cómo la tratan en el instituto, creo que podría suceder en 2003 igual que ahora, por desgracia. Porque el racismo siempre ha estado presente, así que no importa en qué año se ambiente el libro, o al menos es la sensación que me da.
Yo no soy musulmana, así que desconozco si la representación que hace la autora de la religión es la correcta o no. No hace mucho que terminé SKAM España, la serie, y en ella tenemos a Amira, y es cierto que ella y Shadi son bastante distintas, pero supongo que pasa como en el cristianismo, puedes ser creyente y no estar de acuerdo con todo lo que representa a tu religión, o puedes ser no practicante, porque es lo que me ocurre a mí. Es verdad que he mirado en Goodreads y hay algunos comentarios bastante negativos con la representación que ha hecho la autora, pero a mí, desde fuera y sin saber mucho del islam, no me ha parecido tan mala. Y menos teniendo en cuenta que estamos ante un personaje muy joven, adolescente, que ha sufrido mucho y es normal que se sienta perdida, en todos los sentidos.
No me importaba el dogma. Me gustaban las indicaciones, apreciaba tener un poco de estructura. Pero no entendía a la gente que ignoraba la esencia de la fe (el amor, la compasión, el perdón, la necesaria expansión del alma) a favor de un conjunto de reglas que habían declarado que eran la auténtica divinidad.
Pero en este libro no solo se trata el tema de la religión y las dudas que puede generarte, siento que es mucho más importante cómo nos habla del duelo y la manera que tienen las distintas personas de afrontarlo, en este caso cada miembro de la familia de Shadi, incluida ella misma, que se siente culpable y a la vez culpa a su padre, sintiendo que lo odia incluso. O las relaciones tóxicas, en este caso la amistad, y como no te das cuenta realmente de que esa persona no te hacía nada bien hasta que ya no forma parte de tu vida, y aun así la echas de menos y te preguntas qué hiciste para perderla, cuando la culpa no fue tuya. O el amor, cuando sabes que no debes sentirlo de la manera en que lo sientes, o no debes hacer las cosas que realmente deseas hacer, porque no es lo correcto en tu religión. Así que la protagonista pasa por muchas cosas, y en ese sentido, creo que el libro afronta todas ellas muy bien, dejándonos ver todos sus pensamientos y sentimientos, porque el libro está escrito en primera persona desde su punto de vista.
Parecía que el corazón me gritaba, me latía con fuerza contra el pecho. Quería tocarlo desesperadamente, decirle la verdad, admitir que la mayoría de las noches me dormía pensando en él, que veía su rostro en casi todos mis recuerdos favoritos.
Pero no lo hice.
No podía hacerlo.
En resumen, 'Una inmensa alegría' es la historia de una adolescente, musulmana, en su último año de instituto, teniendo que superar uno de sus peores momentos. Tras la muerte de su hermano, la enfermedad de su padre, la depresión de su madre, que la relación con su hermana no es buena, y su mejor amiga la ha echado de su vida, no sabe muy bien cómo afrontar el presente y el futuro. Es un libro que nos habla de dolor, de pérdida, de duelo, de depresión, de miedo, de tener que convivir en un mundo racista, que no te acepta, y en el que tú no te sientes una más. Es una historia en la que Shadi, nuestra protagonista, se abre en canal para nosotros, mostrándonos sus sentimientos y cómo se siente entre dos mundos, sin saber a cuál pertenece, o a cuál quiere pertenecer realmente. Un libro que nos habla de relaciones tóxicas, en este caso de amistad, y cómo de repente puede llegar alguien que ilumine un poco tanta oscuridad. Con ciertas dosis de romance, es un libro que os recomiendo si os gustan las historias en las que la trama gira en torno a los sentimientos, las decisiones que debemos tomar, la importancia del perdón, de comunicarse y de darse cuenta de que, aunque lo creas, no estás sola. Con un final que no me ha convencido del todo, porque he sentido que la historia se corta sin más, lo he disfrutado y me ha convencido de que debo seguir leyendo a la autora, fuera de su saga más famosa.
Levanté la cabeza y respiré hondo, atrayendo el olor del viento helado y la tierra mojada a mi cuerpo.
Petricor.
Era una palabra extraña. Una palabra excelente.
«¿Sabes que hay una palabra para eso? Para ese olor. Para el aroma del agua golpeando la tierra». Me lo había dicho Ali una vez.
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