Entonces de pronto, cuando estaba sugiriendo que yo me encargaría de revisar las trampas, tomó mi rostro entre sus manos y me besó.
No estaba preparada en absoluto, pensaría que después de todas las horas que había pasado con Gale sabría todo lo que había que saber sobre sus labios. Pero no me había imaginado qué cálidos se sentirían presionados contra los míos. O cómo esas manos, que podrían preparar la más intrincada de las trampas, podían atraparme con la misma facilidad. Creo que hice algun sonido en la parte baja de mi garganta, y recuerdo vagamente mis dedos, cerrados con fuerza, posados contra su pecho. Entonces me soltó y dijo, "Tenía que hacerlo, por lo menos una vez." Y se fue.
Katniss&Gale
En Llamas , Suzanne Collins
De algo estoy seguro.
No podrá quererla como la quería yo, no podrá adorarla de ese modo, no sabrá advertir hasta el menor de sus dulces movimientos, de aquellos gestos imperceptibles de su cara.
Es como si sólo a mí se me hubiera sido concedida la facultad de ver, de conocer el verdadero sabor de sus besos, el color real de sus ojos.
Nadie podrá ver nunca lo que yo he visto. Y él menos que ninguno.
Él, incapaz de amarle, incapaz de verle verdaderamente, de entenderla, de respetarla.
Él no se divertirá con esos tiernos caprichos.
A 3 metros sobre el cielo