Si profano con mi indigna mano este sagrado santurio, pecado de amor será.
Mis labios, peregrinos ruborizados, quisieran hacer penitencia con un dulce beso.
Julieta
No riñas tanto a tu mano, que demuestra un gran fervor a esto.
Pues hasta las manos de los santos tocan a las de los peregrinos.
Y el tocar palma con palma es el beso del palmero.
Romeo
¿No tienen labios los santos, ni los piadosos palmeros?
Julieta
Sí, peregrino. Labios para usar en la oración.
Romeo
Entonces, querida santa, deja que mis labios hagan como las manos.
No conviertas fe en desesperación.
{La besa}
Y así quedan mis labios limpios de pecado por los tuyos.
Julieta
¿Entonces mis labios tienen ahora el pecado?
Romeo
¿Pecado de mis labios? Me reprochas con dulzura.
Devuélveme mi pecado.
Romero y Julieta, (1996)