- El viejo Kyle Kingsbury si que se hubiera fijado, pero te habría tomado el pelo. Ya no soy el viejo Kyle Kingsbury. Ni siquiera soy Kyle Kingsbury.
Kendra asintió.
- Lo sé. Y por eso me entristece que sigas atrapado en la maldición de Kyle Kingsbury. - Exactamente lo que Magda había dicho -. Lo que me lleva de nuevo a mi pregunta, la que has esquivado tan hábilmente. ¿La quieres?
- ¿Por qué tendría que decírtelo?
- Porque no puedes decírselo a nadie más. Tu corazón está hecho pedazos y no tienes a nadie con quien hablar.
- ¿Y debería abrir mi corazón a alguien como... tú? Arruinaste mi vida, ¿ahora quieres también mi alma? Perfecto. Sí, la quiero. La quiero con toda mi alma. Ha sido la única persona que he conocido que me ha hablado con sinceridad, que me conocía pese a mi apariencia, pese a mi padre, que se preocupaba por mi pese a ser una bestia. Pero no me amaba. - No estaba mirando al espejo. No podía porque, aunque mi tono de voz era sarcástico, las palabras eran sinceras -. Sin ella, no me queda ninguna esperanza, no me queda vida. Pasaré el resto de mi vida amargado y moriré solo.
La Bestia, Alex Flinn