La forma del agua || Daniel Kraus y Guillermo del Toro
Umbriel || Febrero 2018
384 páginas || Papel y ebook
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El visionario cineasta Guillermo del Toro y el renombrado autor Daniel Kraus combinan su formidable talento en una historia de amor tan conmovedora como fascinante.
Baltimore, 1962: Elisa Esposito —muda y huérfana desde niña— sobrelleva su existencia como empleada de la limpieza, en horario nocturno, en el centro de investigación Aeroespacial Occam. De no ser por Zelda, una protectora compañera de trabajo, y por Giles, su cariñoso vecino, no sabría cómo salir adelante.
Una noche, Elisa ve algo que se supone que no tendría que haber visto, la pieza más valiosa de Occam: un hombre anfibio capturado en el Amazonas, que va a ser estudiado con propósitos militares vinculados a la Guerra Fría. La criatura resulta pavorosa y a la vez magnífica. Es capaz de comprender el lenguaje y las emociones... y Elisa se siente fascinada de un modo irresistible. A través del lenguaje de signos, ambos aprenden a comunicarse. Con el paso de los días, el afecto se transforma en amor, y la criatura se convierte en la única razón de Elisa para virir.
Pero otras fuerzas intervienen. Richard Strickland, el obvesivo militar que capturó al ser en el Amazonas, está empeñado en diseccionarlo antes de que los rusos logren apoderarse de él. A Elisa no le queda otra opción que arriesgarlo todo para salvar al ser que ama. Con la ayuda de Zelda y Giles, trazará un plan para liberar a la criatura. Pero Strickland se huele algo y vigila sus pasos.
Desarrollada desde su inicio como un lanzamiento simultáneo —una misma historia recreada por dos artistas de medios independientes como la literatura y el cine—, “La forma del agua” es distinto a todo cuanto hayas leído o visto hasta ahora en la gran pantalla.
Baltimore, 1962: Elisa Esposito —muda y huérfana desde niña— sobrelleva su existencia como empleada de la limpieza, en horario nocturno, en el centro de investigación Aeroespacial Occam. De no ser por Zelda, una protectora compañera de trabajo, y por Giles, su cariñoso vecino, no sabría cómo salir adelante.
Una noche, Elisa ve algo que se supone que no tendría que haber visto, la pieza más valiosa de Occam: un hombre anfibio capturado en el Amazonas, que va a ser estudiado con propósitos militares vinculados a la Guerra Fría. La criatura resulta pavorosa y a la vez magnífica. Es capaz de comprender el lenguaje y las emociones... y Elisa se siente fascinada de un modo irresistible. A través del lenguaje de signos, ambos aprenden a comunicarse. Con el paso de los días, el afecto se transforma en amor, y la criatura se convierte en la única razón de Elisa para virir.
Pero otras fuerzas intervienen. Richard Strickland, el obvesivo militar que capturó al ser en el Amazonas, está empeñado en diseccionarlo antes de que los rusos logren apoderarse de él. A Elisa no le queda otra opción que arriesgarlo todo para salvar al ser que ama. Con la ayuda de Zelda y Giles, trazará un plan para liberar a la criatura. Pero Strickland se huele algo y vigila sus pasos.
Desarrollada desde su inicio como un lanzamiento simultáneo —una misma historia recreada por dos artistas de medios independientes como la literatura y el cine—, “La forma del agua” es distinto a todo cuanto hayas leído o visto hasta ahora en la gran pantalla.