Reseña: Nimbo - Neal Shusterman

Nimbo (El arco de la Guadaña #2) || Neal Shusterman

Nocturna Ediciones || Octubre 2018
598 páginas || Papel y ebook

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No ha pasado más que un año desde que los caminos de Citra y Rowan se separaron, pero en este tiempo los rumores sobre un justiciero que persigue a los segadores corruptos se han multiplicado. Por todo el continente se oyen susurros de que los culpables acaban siempre devorados por las llamas.
La segadora Anastasia criba con compasión y desafía abiertamente las ideas del nuevo orden. No obstante, cuando su vida se ve amenazada y sus métodos se cuestionan, queda claro que no todos los miembros de la Guadaña desean el cambio y que la podredumbre crece hasta en los cimientos más sólidos.
La muerte debe existir para que la vida tenga sentido. Pero ¿cuál es el precio que cada segador está dispuesto a pagar?

RESEÑA 1ª PARTE

 

Leyendo la reseña de Siega, he recordado las ganas que tenía de continuar con la saga en cuanto lo acabe. Mi idea era leerlos seguidos y, sin embargo, han pasado más de tres años hasta que me he puesto con Nimbo. Recordaba parte de la historia, y he ido recordando más conforme leía, pero obviamente no es lo mismo que tener la lectura anterior reciente. Nunca lo es. El caso es que, aunque empecé un poco perdida quizá, el libro me ha ido ganando página a página, hasta llegar a un final de infarto que me ha dejado con la boca abierta por todo lo que ocurre y, de nuevo, con muchísimas ganas de leer el cierre de la trilogía. Aunque sí, sé que hay un cuarto libro, Cribas, que por supuesto también lo tengo, pero si no me equivoco son como historias independientes de los segadores, así que la historia se cierra con Trueno, y os aseguro que esta vez sí que lo voy a leer muy muy pronto. No solo porque necesito tener Nimbo fresco para continuar, sino porque el final así lo merece.

En esta segunda parte nos encontramos casi un año después de los hechos ocurrido al final de Siega. Citra y Rowan, nuestro jóvenes protagonistas, separaron sus caminos en el desenlace, sin saber cuándo volverían a verse, si es que eso podía ocurrir. Mientras ella, ahora conocida como la segadora Anastasia, hace su trabajo lo mejor que puede, con compasión y empatía, alguien se está encargando de castigar a aquellos segadores que criban sin misericordia, sin motivo, sin justificación y sin medida. Esa persona que está acabando con todos ellos se hace llamar segador Lucifer, y nadie sabe quién es realmente, dónde se encuentra, ni cuál será su siguiente víctima. Es alguien que está tomando la justicia por su mano, aunque no esté del todo claro que pueda llamarse así. Todo lo que la Guadaña representa desde que el mundo cambió, se tambalea. El Nuevo Orden crece y lo contamina todo, y nadie sabe cómo pararlo, si es que se puede. Mientras el Nimbo sigue observando sin intervenir, porque no puede hacerlo. O no quiere. O quizá lo hace de manera que no lo parezca.

He llegado a comprender que solo existen dos actos perfectos. Son los dos más importantes que conozco, pero me prohibo llevalos a cabo y los dejo en manos de la humanidad.
Se trata de crear vida... y arrebatarla.

En esta segunda parte conocemos un poco más cómo funciona ese ente que está en todas partes, que lo observa todo y que gobierna desde la neutralidad. Si en Siega conocíamos la visión de otros segadores, entre otras cosas, en esas páginas en negro que tiene la edición, en este esas páginas están dedicadas al Nimbo, y a través de ellas somos capaces de empatizar con él, comprenderlo mejor y verlo como algo que no simplemente está ahí, esa especie de inteligencia artificial que parece que es, sino como algo más tangible, que puede tener incluso sentimientos por la humanidad, o como ella. Y resulta extraño, las cosas como son, pero a mí me ha gustado mucho descubrirlo así, más humano, como si fuera una persona real, aunque sepamos que no lo es. Además, no solo conocemos al Nimbo un poco más, también tenemos nuevos personajes que aportan frescura y nuevas tramas a la historia, como puede ser Greyson, o Munira (ambos me han gustado muchísimo), y nos reencontramos con antiguos que nos dejarán claro que lo que pensábamos de ellos, para bien o para mal, era lo acertado. Porque sí, vuelve a haber personajes odiosos en esta continuación.

Debemos conservar y exaltar las virtudes de la Guadaña, mantener los más altos valores éticos. Debemos cribar siempre con sabiduría y compasión, puesto que esa es nuestra esencia; y no debemos dar nunca por sentada la criba. Es una carga, no un placer. Es un privilegio, no un pasatiempo. 

Seguimos además planteándonos las mismas preguntas, haciendo las mismas reflexiones, entrando en conflictos morales con la historia, igual que ya pasó con Siega. Y yo sigo pensando lo mismo que os dejé claro en aquella reseña, me gustaría un mundo así, en el que el miedo a morir desapareciera, aunque eso significara no vivir todo intensamente. Y aunque en todo momento pudiera venir un segador a por ti sin esperarlo. Pero el saber que vas a estar ahí, que vas a existir de manera indeterminada, a mí me quitaría un gran peso de encima, la verdad. Pero claro, en esta saga las cosas no son tan bonitas y nos hace plantearnos si realmente merece la pena vivir sin saber que cualquier momento puede ser el último. Si haríamos las mismas cosas, con las mismas personas, o si por el contrario terminaríamos aburridos de siempre lo mismo.

No, nosotros dejamos la justicia en manos del universo. Y lo que suena siempre devuelve un eco.

Como os decía, una de las mejores cosas que tiene esta segunda parte es el final, y es que es totalmente inesperado. Primero porque conocemos una localización nueva, Perdura, donde el Nimbo ni siquiera puede observar y escuchar, y donde todo comenzó. Y segundo por todo lo que ocurre allí, y lo que ocurrirá en el futuro. Es un final de vértigo, en el que no paran de suceder cosas, en el que no sabes por dónde va a salir el autor y qué va a ocurrir con los personajes, en el que sufres por lo que pueda pasar, en el que te enfadas por lo que ocurre, y que te deja con el corazón encogido por saber más, porque todo se resuelva, aunque lo veas prácticamente imposible. Neal es un autor que sabe perfectamente cómo mantener la tensión de la historia, como captarnos sin soltarnos mientras leemos, describiendo cada lugar, cada sentimiento y cada pensamiento a la perfección, y es algo que me encanta de él y que hace que quiera leer todo lo que escriba. Y lo haré, antes o después, lo haré.

Fuente

En resumen, 'Nimbo' es la segunda parte de la trilogía de 'El arco de la Guadaña', aunque haya un cuarto libro que complementa la historia. Transcurre casi un año después de 'Siega', cuando nuestros protagonistas, Citra y Rowan, separaron su camino, supuestamente para siempre. En esta segunda parte siguen los conflictos políticos en la Guadaña, con el Nuevo Orden intentando imponerse cada vez más, por lo que hay una lucha interna que no tiene pinta de que vaya a acabar nada bien. Mientras Citra, ahora conocida como la segadora Anastasia, intenta hacer su trabajo de una manera justa y empática, el desconocido segador Lucifer va acabando uno por uno con aquellos segadores que lo hacen de manera injusta, sin sentimiento ni control, y todo el mundo quiere saber quién es y detenerlo. Además, nuestra chica estará en peligro, y desconoce quién puede ir a por ella y su mentora, la segadora Curie, pero es que parece que Anastasia es más importante de lo que ella misma se cree. Es un libro que, de nuevo, nos hace reflexionar sobre las mismas cuestiones sobre la vida y la muerte, el perder el miedo a morir, el no vivir con intensidad, y el poder que conlleva ser quién decide sobre el futuro de la humanidad. Os lo recomiendo, obviamente, si ya leísteis el anterior y os gustó, pero también si disfrutáis de una buena historia de ciencia ficción, distópica, con acción, conflictos morales, personajes extraordinarios y un final de infarto que hará que tengas que ir corriendo a por el desenlace de esta historia.

Estaban unidos desde el instante en que iniciaron juntos el noviciado. El uno contra el otro. Los dos contra el mundo. En sus vidas, todo lo definía ese binario. Si tenían que morir allí para vivir, no habría sido lógico que fuera separados.